
Muhammad predicó el Islam, que significa: el sometimiento voluntario del hombre a la voluntad de Dios. Esta religión no fue fundada por Muhammad ni exclusiva de los árabes, fue profesada desde los inicios de la humanidad y todos los profetas invitaron a su gente a lo mismo: adorar sólo a Dios. La persona que acepta el Islam como forma de vida se denomina: musulmán.
El Islam sustituye el carácter individualista y guerrero del beduino árabe por la piedad, el amor a la ciencia y la práctica de buenas acciones. Entre sus palabras más sabias está: “la búsqueda del conocimeinto es obligación de todo musulmán y musulmana; y el conocimiento no viene sino por el aprendizaje”. “Nadie cree verdaderamente hasta que desee para su hermano lo que desea para si mismo”, “El Paraíso está a los pies de la madre”. El Sagrado Corán nos dice: “Os hemos creado en distintas naciones y tribus para que os reconozcáis. Ciertamente, el mejor entre vosotros es el que más teme a Dios”.
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